I was the only one left at the right time

Llevo tres días esperando una llamada. Un sí, un no. La incertidumbre, esa vieja amiga que llevaba tiempo sin dar noticias. Vuelvo a experimentar el pánico que me supone el depender de otras personas. Paso horas con la vista clavada en el teléfono aunque no suene. Y eso me anula para todo lo demás. Mi mujer está preocupada por mí, pero lo entiende. Ha dispuesto velas alrededor del cuadro de la Virgen y me dice que saldrá bien. Ella cree en esas cosas, yo no mucho. Mientras espero, leo un ensayo sobre la personalidad kalkiana y los cinco centros de la máquina humana. Es la obra de un lunático charlatán, su retrato ocupa la contraportada del libro. Debe de tener una voz magnética. El fondo y el trasfondo. Me siento identificado con la imagen del hombre atiborrado de teorías, aletargado. Heroína en forma de dogma. Es un buen libro, sí señor. Me gusta este lunático. Son ideas simples, no habla de seres extraterrestres que han llegado para enseñarnos la verdadera fe. Leer sus palabras me permite suavizar el miedo a que el teléfono por fin suene. Es como si llevase meses acostado en este sofá roto. Estoy en un momento en mi vida en que seguiría a cualquiera, sería la mano derecha del primer gurú que me lo pida. Porque tiene que sonar, antes o después. Lo malo es no saber cuándo. Esa espera donde cada segundo se dilata. Uno acaba deseando que le digan que no, aunque sea para terminar con la incertidumbre. Y si me dicen que no, me muero. Se haría la noche. Entonces desearía que llegasen los extraterrestres, pero no de los mesiánicos sino de los malvados y verdes. Que no nos guíen. Que nos lo hagan pasar mal. Como en una película del perturbado Lars Von Trier.

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One Response to I was the only one left at the right time

Rafus dijo...

Me alegra verte de vuelta por aquí. No lo dejes.

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