Archive for abril 2015

La singularidad

Ya no queda nadie en casa. Son entre las seis y las siete de la tarde del último domingo de abril. Sobre la mesa de la cocina, hay una porción de tarta de zanahoria a medio comer. En el balcón, se está secando la colada de sábanas. La televisión está encendida con el volumen alto. Un presentador demacrado con fuerte acento escocés informa que la Alianza no ha podido detener el avance. Seguidamente, da paso a una infografía que detalla el escenario inmediato, usando colores para describir el rango de destrucción. Hay juguetes de bebé desperdigados por el suelo del salón y la puerta de la casa está abierta. El depósito de comida del hámster está lleno. En la calle se suceden bocinas y gritos en diferentes lenguas. Nadie se explica qué ha pasado, dijeron que la Alianza evitaría el desastre como siempre han hecho. No hay ruedas de prensa ni planes de evacuación. La temperatura sigue subiendo y el cielo tiene un siniestro color naranja. De golpe, el fin del mundo abandona el patrimonio de Hollywood y regresa a nuestras manos por unas horas.

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El problema

La escena sucede de noche, en un populoso restaurante japonés del barrio. Ella mira el reloj cuando ama, necesita saber cuánto tiempo está perdiendo en ello. El problema de él es bien distinto: no habla por timidez, así que bebe más rápido que ella. Y cuantas más copas tenga en el estómago, más ganas tendrá él de abandonar esta farsa, huir corriendo y tirar el móvil por el primer puente que encuentre. Ella lleva los labios pintados de rojo Lucifer. Él reza en silencio para que ella también esté casada y que el posible romance no le cause demasiados problemas. Ambos necesitan salir de la rutina y vivir aventuras para valorar lo que tienen. Ella vuelve a mirar el reloj y bosteza. A través del móvil, él parecía más interesante y hablador. Y tenía más pelo. Definitivamente, las palabras son una materia prima extraña. Tanta tecnología y al final todo se reduce a compartir las sábanas. Sentirse viva, sentirse menos sola. Nuevos planes, idénticas estrategias. Él pide una copa más y su borrachera es evidente. La catástrofe es inevitable.

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