Archive for septiembre 2014

Nuevos planes

Hoy he tenido reunión con un cliente al mediodía, y he asentido a lo que me explicaba del funcionamiento de su empresa de energía renovable como si supiese de lo que estaba hablando. A veces pienso que los abogados seríamos capaces de vender vasos de agua al lado de un río. A pesar de ser viernes, he salido tardísimo del despacho y he vuelto a casa derrotado. Las horas que se pasan en el despacho son muchas. Siempre. Quizás el mayor problema (entre otros muchos) de ser un “junior” es que no eres dueño de tu tiempo. Y si hay que bucear en jurisprudencia a las nueve de la noche, se busca como si fuesen las minas californianas del oro.

Una de las cosas que uno aprende cuando estudia el sistema jurídico es que cualquier palabra puede ser utilizada en tu contra, que digas lo que digas no se va a interpretar como tú deseas, sino como los demás quieran y eso al final termina por convertirse en un código cifrado del cual sólo tú conoces su significado. Y uno descubre que en un Juzgado, o en una conversación en un bar con una chica con ganas de drama, hay veces que es mejor estar callado y asentir. Luchar será peor.

Afortunadamente, no he llegado a estos extremos todavía con Ella. Supongo que estamos conociéndonos y que las discusiones vendrán luego. Por el momento disfruto de una ilusión que creí perdida, de volver a sentirme el centro de atención de alguien. Aire fresco. Qué lejos queda la anterior, que se creía todo y no era nada. Ella arrasa en cualquier comparación, y por fin puedo ser yo sin miedos. Su sonrisa vale más que mil palabras. Y lo mejor de todo es que está tan loca como yo.

No me concentro últimamente en la oficina. No hago sino pensar en lo mismo. El mundo real es demasiado amplio para ser visto desde un solo objetivo, para que nos quedemos estancados en esta piedra y no ver más allá de este campo nevado.

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Because it's messy, yes, this mess is mine

Definitivamente, el futuro ya no es lo que era. Mi rutina en el despacho es día a día, sólo cambia el color de la corbata. Últimamente siento que me repito a mí mismo y sigue la incomodidad de no saber qué estoy haciendo. Por supuesto, tiene que ver con una mujer. Y odio los miércoles. Me he cortado el pelo y normalmente funcionaba, esta vez no. Es como ver una versión manida de mí, ya consumida y, realmente necesito otra. Tengo que encontrarla. Se pierden cosas importantes en ello, se ganan otras, ya lo sabes, es un juego de polos positivos y negativos. Me gusta mirar a las dos en punto por mi ventana de Diagonal y ver cómo las aceras se llenan de abogados con sus caras de personas ocupadas e importantes. Los imagino a modo de gorilas de lomos plateados, andando por el territorio del grupo y alimentándose principalmente de hojas y tallos mientras se golpean el pecho con orgullo.

¿Nada cambia? ¿Todo sigue igual? Supongo que no, que todo momento es único e irrepetible, y de ahí su belleza y también su maldición... Es decir, hablo de rutina y apenas llevo tres años en una profesión en la que todavía me siento como el primer día. Quiero ayudar, como a mí me han ayudado. Quiero ser un abogado que valga la pena, que se sienta orgulloso de sí mismo. Estoy en ello, te lo juro. Hay tanto por hacer y cada vez me siento ciudadano de un mundo más desigual. Hay que hacer algo, tenemos que hacer algo. Aunque sea simplemente para volver a vivir de esa felicidad despreocupada que me rodeó en mi pasado universitario. Esa sonrisa tonta. Podemos usar la biología, partir de la idea evolutiva de la Hipótesis de la Reina Roja lanzado por Van Halen en su Ley de las Extinciones. Evolucionar para mantenerse en el mismo sitio. Cambiar para quedarse en el mismo punto.

Últimamente pienso mucho en el pasado, me refiero al poder de olvidar. No es que seamos olvidadizos. Es que el pasado se construye constantemente y debo de verlo como un juego. No hay nada tan cambiante como el pasado. Afortunadamente, mi rutina incluye otros placeres que no tienen que ver con un traje y con unos zapatos incómodos. Mi rutina incluye más poesía. Hablar otras lenguas. Conocer gente con una cerveza en la mano. Escribir cartas y sentir pánico y cosquilleos cuando me llama la chica que me gusta por teléfono. Esa de la que no hablo por miedo a que se estropee, como las mejores cosas de la vida. Así que sí, esto es el nuevo año y estoy construyendo un nuevo pasado y un nuevo futuro. El futuro ya no es lo que era, Su Señoría, es mejor. Y me siento diferente.

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Prince Johnny

Sé que sigues escribiendo y me gusta leerte aunque no entienda nada, como en este caso, a la primera. Me gustaría seguirte leyendo como en los tiempos felices, cuando sintieras que deba leer algo tuyo. Una reflexión, un cuento, un pedazo de tu diario, sobre algo, sobre alguien, sobre mí... El universo o la química. Lo que sea. Me encantaría poder leerte más a menudo. Yo hace mucho que no escribo, porque no me sucede nada. Porque mi día a día es plano y mi imaginación murió hace mucho. Al menos me quedan las fotos para salvarme momentáneamente. Sea a un gato callejero, un mismo paisaje durante las cuatro estaciones, un plato de lentejas o a mi madre tapándose la cara por vergüenza. No dirán nada en un principio. Quizás lo dirán con el tiempo, cuando abra el baúl de los recuerdos... Como cuando pasan meses sin abrir una carpeta de archivos con fotos y apareces tú y sonrío, lloro o me evado pensando cuándo fue aquello o lo otro. Por ejemplo. Me hubiese gustado tantas cosas, poder rebobinar la vida hasta cuando éramos jóvenes y nos queríamos tanto, volver a los tiempos felices. No te escribo más, ojalá tenga noticias tuyas. Espero que todo haya ido bien por Baltimore.

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