tag:blogger.com,1999:blog-30573900284840986642024-02-21T02:07:59.383+01:00manzanas como proyectilesCarlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.comBlogger144125tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-31398223587403726062015-06-28T19:25:00.002+02:002015-06-28T19:25:58.168+02:00Vuelvo en míEra tarde y estábamos sentados en la fuente de la Plaza Real, bebiendo cervezas y observando a la gente. Llevamos años haciendo esto y no se nos ocurre mejor plan para las tardes de domingo. Es una buena forma de evitar la tristeza de quien sabe que mañana tendrá que encerrarse en una oficina con tarados vestidos de traje. Ya sabes, tenemos esa edad en que absolutamente todo nos aburre o nos desespera. Nada funciona a la velocidad que debería ir. Por ese motivo, me gusta esta costumbre de juntarnos para repasar la semana. Saludamos por su nombre a los tres chavales que roban a los inocentes turistas. El más joven de ellos me recuerda a mi sobrino. A un par de metros de la fuente, una pareja discutía por aburrimiento y él movía las manos delante de ella como si sostuviese el peso de una montaña. Hay días que parece que Barcelona está llena de extras de una película de bajo presupuesto. Otra cerveza más y luego un <i>shawarma</i> por el Raval y a casa. Hablamos de la fiesta de anoche, a la que llegamos terriblemente tarde y sólo quedaban las gordas. Siempre llegamos antes o después, nunca llegamos en el instante adecuado. Le dije que estaba mirando un piso con calefacción. “Qué mayor estás”, dijo. Nos reímos en alto. Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-32536507562201255972015-04-26T17:57:00.003+02:002015-04-26T18:46:00.241+02:00La singularidadYa no queda nadie en casa. Son entre las seis y las siete de la tarde del último domingo de abril. Sobre la mesa de la cocina, hay una porción de tarta de zanahoria a medio comer. En el balcón, se está secando la colada de sábanas. La televisión está encendida con el volumen alto. Un presentador demacrado con fuerte acento escocés informa que la Alianza no ha podido detener el avance. Seguidamente, da paso a una infografía que detalla el escenario inmediato, usando colores para describir el rango de destrucción. Hay juguetes de bebé desperdigados por el suelo del salón y la puerta de la casa está abierta. El depósito de comida del hámster está lleno. En la calle se suceden bocinas y gritos en diferentes lenguas. Nadie se explica qué ha pasado, dijeron que la Alianza evitaría el desastre como siempre han hecho. No hay ruedas de prensa ni planes de evacuación. La temperatura sigue subiendo y el cielo tiene un siniestro color naranja. De golpe, el fin del mundo abandona el patrimonio de Hollywood y regresa a nuestras manos por unas horas.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-18353713071716382102015-04-12T15:57:00.001+02:002015-04-12T15:59:07.104+02:00El problemaLa escena sucede de noche, en un populoso restaurante japonés del barrio. Ella mira el reloj cuando ama, necesita saber cuánto tiempo está perdiendo en ello. El problema de él es bien distinto: no habla por timidez, así que bebe más rápido que ella. Y cuantas más copas tenga en el estómago, más ganas tendrá él de abandonar esta farsa, huir corriendo y tirar el móvil por el primer puente que encuentre. Ella lleva los labios pintados de rojo Lucifer. Él reza en silencio para que ella también esté casada y que el posible romance no le cause demasiados problemas. Ambos necesitan salir de la rutina y vivir aventuras para valorar lo que tienen. Ella vuelve a mirar el reloj y bosteza. A través del móvil, él parecía más interesante y hablador. Y tenía más pelo. Definitivamente, las palabras son una materia prima extraña. Tanta tecnología y al final todo se reduce a compartir las sábanas. Sentirse viva, sentirse menos sola. Nuevos planes, idénticas estrategias. Él pide una copa más y su borrachera es evidente. La catástrofe es inevitable. Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-44084746602426431202015-03-22T17:26:00.000+01:002015-03-22T17:48:52.967+01:00La naturaleza confusaSonaba <i>King Of The World</i> de First Aid Kit. Sonido <i>country</i> mientras me enfundé los desgastados vaqueros de pitillo, la camisa roja de cuadros sin planchar y las botas de mil leguas negras casi grises. Víctor organizaba una fiesta en su casa por su cumpleaños y despedida de piso. Se marcha a vivir con la mujer de su vida. Esta en la cuarta vez que lo hace. Mientras me despeiné a propósito y atusé la ligera barba que ya no irrita, pensé si lo dirá una quinta vez. Sinceramente, he de reconocer que Laura es una rubia con la que me iría a vivir todas las veces que hicieran falta. También pensé en ti y en la última vez que abandonaste esta casa para no volver. Me pasa cada vez que agarro el pomo de la puerta principal antes de salir a la calle. Diría que ese pomo es lo único que nos une actualmente.
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La casa de Víctor estaba hasta los topes. Los chicos en cónclave, liando cigarros y arrugando las latas vacías de cerveza. Las chicas habían tomado asiento, como hacías tú para no cansarte de estar subida en aquellos tacones rojos. Cerveza, humo celestial, cortezas aplastadas en el suelo y diversas conversaciones a la vez. Me acerqué a la cocina y allí estabán Victor y Laura cortando limas para los mojitos. Me abrazaron y me dan las gracias por haber venido. Lo cierto es que hoy es la primera vez que salgo de mi letargo post-ruptura. Han sido unas cuatro semanas intensas de series de televisión, unos seis cartones de tabaco, cincuenta latas de <i>Skol</i>, libros que me regalaste y no leí hasta que me dejaste y una media de dos pajas por día, aunque hubo semanas de una o ninguna. La fiesta de Víctor me ayudaría a volver a la vida real.
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Allí estaban todos, como si en tres meses no hubiera pasado nada más importante en el mundo que lo nuestro. Ángel contaba sus chistes malos mil veces repetidos, Ana ya estaba súper pasada e iba de charla en charla a ver quién se ofrecía esta noche a ser devorado en su cama. Eructos. Irrupciones de las mejores canciones para anularlas con tonterías de <i>Youtube</i> de gente cayéndose. El mundo sigue como siempre, salvo yo. Sólo tenía ganas de huir de la escena. Me dirigí a la habitación de los invitados, donde se encontraban los abrigos y chaquetas. Quise agarrar mi chaqueta e irme por donde vine. Allí estaba Victor, en la oscuridad de la habitación. Su camiseta de <i>Miami Vice</i> amarilla relucía con la luz del pasillo. De rodillas, frente a la polla de Roberto, entrando y saliendo de su boca. "¡Cierra la puerta, tío!" dijo uno de ellos. Sólo atiné a coger mi chaqueta torpemente y a cerrar aquella puerta de golpe. Laura me interceptó por el pasillo y me pidió que no me marchase ya pero le respondí que sí, imagino que con cara pálida y tragando saliva. Le abracé y corrí escaleras abajo, persiguiendo el aire helado que me esperaba al salir del portal.
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Yendo a casa comprendí que habría una quinta Laura en la vida de Víctor y que esta noche no serían tú ni tu ausencia quienes me quitarían el sueño. Joder.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-55181769683559987682015-02-16T15:54:00.000+01:002015-03-22T17:26:23.918+01:00ImmortelsHoy no salimos de casa. La cama está deshecha y la lavadora centrifuga nuestros uniformes. Al otro lado de la ventana, la calle vacía de un domingo gris. Estoy en el sofá del salón, haciendo un crucigrama imposible de resolver. Levanto la mirada y allí están tus ojos, mirándome como llevas haciendo todo este tiempo. Pienso en cómo llegaste a mi vida, o cómo llegué yo a la tuya y me parece fantasía de la que se improvisa en un cuentacuentos. Y también me parece increíble lo fuertes que somos, junto a ti mis miedos son más pequeños y menos feos. Quisiera creer que estábamos destinados a encontrarnos en este mundo, a pasar los días así, el uno frente al otro, pero mi naturaleza científica atribuye todo esto a la arbitraria casualidad. No digo nada, claro. Sencillamente me quedo en silencio admirando tus ojos vivaces, y me preguntas divertida que qué me pasa. Tengo deseo de besarte. La radio está encendida y nuestro equipo vuelve a perder el campeonato. A tu lado, tiemblan los domingos.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-83976962472515361252015-02-08T17:09:00.003+01:002015-02-08T18:56:48.755+01:00Vapour trail<i>Tres huevos medianos</i>. Vuelve a ser domingo y tras amanecer a las ocho me he quedado en la cama hasta las once, buscando el lado más frío de la cama a veces, y otras, el más caliente. <i>Un yogur de limón</i>. Luego la ducha escuchando la radio, esas canciones que solía bailar cuando salía hasta las cuatro, cuando gustaba a desconocidos y me invitaban a otras camas. <i>180 mililitros de aceite de oliva suave</i>. El café recién hecho me termina de despertar y pierdo la mirada en el estúpido mensaje de amor de la taza. Lo mejor está por llegar, claro. Doy tantas vueltas a la cuchara que se me enfría el café. <i>150 gramos de azúcar</i>. Si tuviera hijos no disfrutaría de estos "pequeños placeres" en domingo. O sí, pero tendría que levantarme a las 7 de la mañana por lo menos. Me viene a la cabeza un artículo que leí en una revista cuando era una niña y que me impactó mucho. <i>250 gramos de harina</i>. Según recuerdo, trataba sobre una artista del cine danés que se quedó viuda muy joven. No quiso ni pudo enamorarse de nuevo y en su soledad y desesperación entre colecciones de arte y una mansión vacía de risas y calor, decidió ser madre. Adoptó a diez niños. Rubios, morenos, niños y niñas, de dos a nueve años. Volvió a una vida plena y feliz. <i>Un sobre de levadura</i>. A mis tiernos diez años me encantó la historia y decidí entonces que cuando fuera mayor adoptaría niños, que había muchos sin padres y merecían tener una familia.<i>Ralladura de la cáscara de un limón</i>. Esta artista se arruinó a medida que fue adoptando niños pero no podía parar. Vendió los cuadros, las esculturas, los libros prohibidos de su inmensa biblioteca, parte del paisaje verde que rodeaba su mansión, las joyas. No quiso volver a estar sola nunca más. Era inmensamente feliz. <i>Una pizca de sal</i>. Ilusa de mí. No soy famosa, ni tengo una fortuna. Trabajo mecánicamente en una fábrica de muebles de lunes a sábado. Podría decirse que soy soltera de corazón y aunque sé que no será posible, me encantaría tener hijos algún día. <i>Horno a 180 grados durante 30 minutos</i>. Al menos me queda el café, las horas muertas en la cama los domingos, bailar en la ducha, pintar mandalas, ir a cumpleaños de los hijos de mis amigos y hacer <i>bizcocho de limón</i>.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-20578578022536217022015-01-18T21:23:00.002+01:002015-01-18T21:26:43.342+01:00El peso del aguaEl pasado jueves, Alfredo me llamó por teléfono y me pidió que me fuese con él a Milán el fin de semana. Ya no recordaba cuándo fue la última vez que tuvimos unas vacaciones. Me pareció bien, sería mi primera vez en Italia y así él no volvería a echarme en cara que no quise reconstruir lo nuestro. A fin de cuentas, él había tomado la iniciativa por primera vez en años. No es malo dar marcha atrás y utilizar las viejas armas: ilusión y sorpresa.
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El fin de semana pasó en un suspiro: demasiadas horas enlatados en aviones y coches de alquiler. Nos quedamos en Varese, en casa de un amigo suyo, un poeta italiano que tenía más colmillos que un lobo. El domingo nos llevó al Lago Maggiore, una enorme balsa de agua glaciar que hace frontera con Suiza. Hacía mucho frío pero era precioso. Me dediqué a hacer fotografías a otras parejas felices que se abrazaban frente a la orilla, capturando los besos de imprevistos desconocidos. Las montañas que rodeaban el lago eran imponentes y parecía que se derrumbarían en cualquier momento sobre nuestras cabezas. Por primera vez, no pensé en quien no debía. Alfredo me dijo que era bueno crear nuevos buenos recuerdos. Me abrazó por detrás y me quedé callada hasta que cogimos el avión de vuelta a España. Estoy convencida que existirá un futuro en el que echaré de menos sentirme como me siento ahora. El peso del agua. Qué corazón tan ridículo.
Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-48577667614392446272015-01-11T17:18:00.000+01:002015-01-11T18:19:33.423+01:00El martinete"Íbamos a ser una generación con la vida resuelta", apunta Alfredo manteniendo la mirada fija en su café. Cada día tiene más cara de epitafio y todo lo que le diga para animarlo será en vano. Además, últimamente me cuesta un mundo empatizar con él, aunque sea su novia. Alfredo siempre se creyó más listo de lo que es, sospecho que su madre tuvo mucho que ver en eso. Son las cinco de la tarde del domingo y vuelvo a estar frente a él, preguntándome qué hago aquí. Mi corazón está lleno de secretos y todos tienen que ver con otro hombre. Mientras tanto, Alfredo sigue divagando y resolviendo el mundo desde la barra del bar, tiene carrete para largo. Los demás ya se han ido del pueblo buscando la Tierra Prometida, solo quedamos él y yo. Pienso en todos nuestros amigos y qué estarán haciendo allá en el extranjero, con sus vidas felices. Alfredo habla del último libro que ha leído y de sus clases en alemán. Jura que se marchará lo antes posible, pero ambos sabemos que no lo hará. Somos los últimos en irnos y aquí nos quedaremos. Ojalá se fuese de una vez, no me sentiría tan mal conmigo misma. Él es mi fracaso emocional, yo soy el suyo. El próximo domingo volveré a estar frente a él, fingiendo que nos importamos y contándonos las desgracias familiares de cada uno. Todo lo demás es secundario. Pago su café y nos despedimos con un pico de compromiso. En el parabrisas de mi coche se han formado cristales de hielo. Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-13462078256580761422015-01-07T23:36:00.000+01:002015-01-07T23:39:44.410+01:00Sentido del otroQué curioso es el mundo de los procesos sensoriales. Siempre me fascinó el mundo de los cinco sentidos aplicado a las razas, los sexos, la edad. Desde el recién nacido, con sus sentidos a estrenar, potenciando el sentido del tacto en las primeras horas. Hasta el viejito que toma el sol en el parque con sus colegas de banco, con los que no habla básicamente nada por el esfuerzo sobrenatural que supone que le escuche medianamente bien cualquiera de ellos. También tiene fecha de caducidad. Supongo que los procesos sensoriales en cuanto a género son mucho más complejos de estudiar, aunque apuesto firmemente, y hablando en términos generales, que las mujeres los tienen mucho más desarrollados que los hombres. Lo sabes pero no puedes explicarlo: Buscar ejemplos para ello me parece estúpido, no quiero crear debate ni hacer una tesis sobre ello. Simplemente lo pienso. Y hasta diría que sólo ellas tienen desarrollado un <i>sexto</i> sentido. Quizás sólo se trate de una estrategia del uso de los otros cinco, uniéndolos sólo en uno. ¿El buen gusto? ¿La delicadeza? ¿La sospecha? Sabes perfectamente que lo hice, que lo repetí, que lo oculté y disfruté de ello. Sabes el color de su cabello y hasta el perfume que usa porque lo has olido en mi ropa. Y hasta su restaurante favorito donde sirven el mejor vino <i>Bordeaux</i> de la ciudad. Permite decirte que, aunque hayas desarrollado tu sexto sentido, me reserve el placer de su risa, de su sabor y su fascinante tacto...Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-56046623969839947902014-12-29T10:15:00.001+01:002014-12-29T10:15:10.636+01:00Variedad de Calabi-YauQuise hacer de estas fechas una Navidad fuera del <i>Grinch</i> que me caracteriza. Ver lo bonito que tengo, valorar mis amistades y mi familia, dejar los rencores y las malas vibraciones a un lado para despedir con calma y satisfacción el peor año de la historia. Por el bien de ambos, por el bien propio. Y yo no sé qué te ocurrió este verano en Baltimore, que ya no has vuelto a ser el mismo.¡Pffffff! Mira que lo he intentado. Sonreír con la mirada perdida y asintiendo a nosequé cosa que me estabas contando. Quedar en masa con gente que no veo hace meses y que solo hablan de ellos mismos durante horas y cierran con un "bueno-tú-qué-tal", como si importara. Aunque visto lo visto, lo prefiero. Ir a esa cena ridículamente cara en lo alto de la ciudad con todas ellas mirándome, sintiendo sus comentarios en <i>off</i> con su mirada sobre mi aspecto descuidado mientras vosotros no podíais aparcar el tema laboral degustando el bogavante del que sentí pena, por cierto. Poner cara de sorpresa al recibir tu inútil e inapropiado regalo de Navidad, comprado a última hora en la joyería de la Rambla. Jamás deseé un reloj Cartier con sus piedras incrustadas ¿El tiempo es oro? ¿Quizás te arrepientes de algo y lo pagas con joyas? ¿Quizás es demasiado tarde? Un reloj carísimo que irá a la caja fuerte en dos días... ¿Y qué me dices de cenar con tus padres? Han pasado dos años desde que estamos juntos y tenía que ser ahora cuando decidiste presentarme a tu familia, por fin. ¿No podrías haber esperado a otro momento que este que odio tanto y me recuerda lo infeliz que soy? Porque soy un complemento, una actriz secundaria en cada situación, la adorable niña perdida, de sonrisa permanente aunque reina de la desidia. Aún así, brindemos por el año de puro teatro. Hagamos el acto final como se merece. Besemos a padres, hermanos, cuñados y suegros. Abracémonos fuerte y sin pausa. Disfracemos la realidad entre Moët y chocolate suizo. Quitémonos los zapatos de aguja y bailemos descalzos como si me quisieras. Como si yo te hubiese querido alguna vez. Porque yo no sé si podré aguantar otra Navidad más, ho-ho-ho!Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-49674076414230153732014-12-22T23:40:00.002+01:002014-12-22T23:40:41.462+01:00Postales de Navidad sin enviarA estas alturas de año, siempre pienso que alguien debería haberme salvado antes. Estoy de pie, decorando el árbol eterno. Luego vendrán las listas: lo mejor del año, lo que hay que olvidar, los nuevos propósitos para el 2015. Las bolas doradas, el bastón de azúcar. Las sonrisas en las fotografías. La botella de cava y los brindis al sol. Antes creía saberlo todo y eso me hacía mayor. Ahora que soy viejo, encuentro divertido no enterarme de nada. El único triunfo parcial que disfruto: no escribirle en estas fiestas. El sabor de ignorar a quien sólo desearías el peor 2015 posible. Esta mañana he recibido su tarjeta y la he lanzado al cubo de la basura sin abrirla. No acostumbro a leer a quien no quiere mirarme a los ojos. Tengo pendiente comprar los regalos del niño y hacer las llamadas de compromiso a los queridos y conocidos. Me sorprende que todavía recuerde la dirección de donde huyó como quien se escapa del mismo diablo. Convertí nuestro hogar en la penumbra. Al menos no se llevó el árbol eterno, que hoy lo cubro de adornos pero que en el pasado ardió como una tea… Se hace de noche tan rápido, no puedo detenerlo. Por el momento, no me ha visitado ningún espíritu de las navidades pasadas, presentes o futuras para puntear mis fallos. ¿Cómo fue mi 2014? No sé, alguien debería haberme salvado antes. Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-83223416482442300352014-12-14T18:07:00.004+01:002014-12-14T18:35:22.946+01:00El cuento del garbanzoHa vuelto a pasar: tengo un frío de mil demonios. ¡Pero si me puse hasta el gorro de lana! Las manos ya han comenzado a agrietarse, apunto de sangrar como cada diciembre. Sólo pienso en llegar a casa, quitarme rápidamente la ropa y de puntillas perderme en la ducha. Y ponerme ese pijama tan viejo y peludo que tanto odias. Super Furry Ball. Es una pena que no estés para verlo y me hagas burlas con tu gracioso acento. Pero no estás aquí, algo que me repito continuamente para creérmelo. Alcanzo el enorme llavero con forma de elefante del bolso y ya estoy en el castillo. Tras las dos puertas de metal, me reciben las pelusas, el polvo, el olor a perro mojado y las causantes del mismo, moviendo el rabo. La felicidad. Porque es llegar a casa y no obtengo saludos o preguntas sobre qué tal fue el día, con quién he estado, cómo fueron las clases con los niños o qué tal va esa tos que arrastro desde hace unas semanas. Tengo un padre que vive frente a un televisor HD a 32 de volumen, y no sé muy bien si realmente la ve o si piensa en otra cosa con la mirada perdida en los anuncios. Hoy quizás lo encuentre dormido con las gafas torcidas y la boca abierta. O quizás encuentre un padre que suelte un tienes-que-hacer-X ahora mismo, ya, sin decir hola-qué-tal. Entro en casa y me recibe con un tienes-que muy grande que me cabrea, me hace resoplar y bajo la cabeza. Tengo-que porque tú no sabes-hacer-que. No hay ducha calentita, ni pijama feo, peludo y viejo. Yo tampoco sé hacer muchas cosas, como decir que no, posponer intereses ajenos, pensar en mí en vez de en el mundo, levantarme antes de las 8, escribir con la mano izquierda o escaparme a Barcelona y construir un cuento. Casi 33 años. Tengo ideas negras en mi mente. El paraíso puede esperar.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-76452723829819760562014-12-09T08:26:00.001+01:002014-12-09T10:37:56.503+01:00Aren't you every bird on every wire?"Tengo una vista en Málaga, a primera hora. Tomaré vuelo de las 6.40 de la mañana. No te preocupes, llevo mis pastillas químicas en el bolsillo izquierdo de la americana. Te llamo para el desayuno. Buenas noches y descansa". Desconexión de datos. Del 8% a la carga óptima. Seis horas después, estirando el brazo, comprobé como cada día que no estabas en el lado derecho de la cama. Y una vez resueltas las preguntas espacio-temporales repasé tu agenda antes que la mía. Llevo ocho años pensando antes en ti que en mí. Total, lo mío es lo de siempre. Casa-compras-cocinar-perras-clases-casa-televisión- y tú. Málaga. Creo que sólo estuve una vez haciendo noche tras un viaje desde Irlanda. Sólo recuerdo grandes avenidas, la estación al lado de mi hotel y mosquitos, cientos de mosquitos. Aquel olor a sal. "Me vuelvo en tren. Pasa por tu ciudad a eso de las 15.43h. ¿Nos vemos?" Apuré el vaso de zumo de naranja y dejé mi rutina diaria para el día siguiente. ¡Por fin te vería, tres meses después! Creo que pasé dos horas buscando el vestuario adecuado y evitar ir vestida de negro como de costumbre, sino bonita, alegre, feliz de verte. 15.00h. Corrí a la estación quizás saltándome algún semáforo. De la espera, casi compré un billete a la siguiente ciudad para viajar contigo parte de tu trayecto. Y besarte, cogerte de la mano, olerte. Pero tu sensatez y la calma tras tu victoria en el juicio me decían por teléfono que no hiciera locuras. 15.35h. Me describías el paisaje mientras llegaba el tren. Un polígono industrial con chimeneas verdes, un pueblo con una torre de cúpula plateada que brillaba con el sol, la franquicia de deportes a las afueras de la ciudad... 15.43h. Frenó el tren, se abrieron las puertas, me llamaste nuevamente: tu compañero de asiento, dormido, no te dejaba salir al andén a lanzarme un beso. Reí nerviosa desde el otro andén, te saludé aunque no sabía muy bien a qué ventana hacerlo pues la opacidad no dejaba ver quien iba dentro. No te vi pero te sentí. Oí tus indicaciones de dónde estabas sentado y me posicioné a la altura de la ventana donde pusiste tu mano que a penas percibí... Ahí estabas, a treinta metros, invisible, diciéndome lo guapa que estaba de verde, blanco y rojo. Pasaron los dos minutos de parada técnica del tren lanzadera y a mi me parecieron cinco segundos. No te vi. No te besé. No cogí tu mano. No vi tus ojos, ni recibí tu beso volador. El tren se puso en marcha y cuando me di cuenta ya no se veía tu vagón en el horizonte y la llamada se había cortado. La cita más rara y breve de nuestra historia. Un día de diciembre. Andén 2. Llorar y llorar.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-57172047785749023212014-10-30T19:25:00.000+01:002014-11-30T19:38:32.046+01:00Recetas de casqueríaEra viernes de entrega salarial y, además de recibir el sobre, a José Luis le pidieron que aguardara unos minutos más cuando el resto de colegas dejaran atrás el despacho del gerente. Ya se conocía la charla: La crisis, las cuentas, Fernández ha tenido mellizos con lo mal que va todo, la competencia, y en el periódico no hacen más que hablar de lo que pasa en las calles, hay que hacer algo, bla bla bla. Recolocación, con lo mal que suena eso.
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En resumidas cuentas, José Luis dejaría de trabajar en las oficinas y sería reubicado en primera línea de batalla: la línea de deshuesado. Cambiaría el traje de ejecutivo y corbata regalada en el Día del Padre por delantal de plástico y gorro blanco para esconder su calvicie. Adiós al olor de la tinta y al motor quemado del ordenador, hola al olor a la carne cruda y a las vísceras. El teclado por el cuchillo. Un despacho con vistas por una sala a -3 grados sin ventana. Una esposa despreocupada en la peluquería por una esposa preocupada en casa. Genial. El futuro está en China, expuso el gerente con voz de pito. Palmadita y disfruta del fin de semana. El lunes, tras la tragedia laboral, José Luis comenzó en su nueva sección. Hombres en sus sesenta, chavales de diecisiete. Honorato hizo lo propio a su nombre y fue presentando a los nuevos compañeros, los cuales, cuchillo en mano, alzaron la mano sin mirar al nuevo. Pedro, el Chiki, Paco, Miroslav, Andrei, Antonio, Winston, Armando, Lenin y Stalin... ¿Lenin? ¿Stalin? No pudo contener la carcajada al escuchar sus nombres y ellos se miraron entre sí, miraron seguidamente al nuevo, no dijeron nada, no rieron.
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Quizás es un mote, quizás se llevan mal entre sí. Honorato le dijo que eran de Honduras y Guatemala y que no sabían quienes fueron esos personajes históricos con los que todo el mundo les hace broma. Al resto le da igual, sólo quieren empezar a cortar chuletas y secretos como robots programados. Poco después, tras varios cortes accidentales, José Luis pensó que no nació para cortar y envasar carne. Ni para levantarse a las cinco y media de la mañana, pero merecía la pena todo eso sabiendo que trabajaba con Lenin y Stalin, que ambos portaban un cuchillo en la mano y que no entendían nada de lo que estaba ocurriendo en las calles de aquella ciudad en llamas.
Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-22272816635273818592014-10-27T20:54:00.000+01:002014-11-02T20:55:56.989+01:00Cierra la puerta y toma asientoHay ciertas personas que son lo que parecen. Ella tiene sonrisa permanente y energía a prueba de bombas. Tiene un superpoder pero no ha venido a salvar el mundo. Sin segundas intenciones, sin trampa ni cartón. Ella no te echará en cara que sólo le llames cuando no tengas a nadie más. Ni siquiera te comentará esa gansada de que si fuese mala, le iría mejor. Sacúdete los zapatos y olvida tus prejuicios en la puerta, acostumbra a decir mientras se aparta nerviosamente el flequillo de los ojos. Hay que omitir todo deseo de proyectar la responsabilidad sobre los otros de tus propios errores.
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Tiene más años de los que dice y le molesta horrores que siempre le pregunten lo mismo. Encima llega el duro invierno y la casa está muy fría por las noches. Espera a ese chico que le mire a los ojos y le susurre “abrígame con tu sol”. Y cuando aparezca, ella atacará con el arrojo de una horda de vikingos. Por el momento, sigue el método científico: hipótesis, experimento y conclusión. Es decir, capacidad de sugestión a base de una mirada construida a fuerza de derrotas cotidianas. Así es ella. Así nunca será él. No obstante, ella no lo sabe. O se hace la tonta y sonríe. Necesitaría un océano de fuerza para no destruir de un plumazo lo que queda por venir.
Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-60041987495182232822014-10-02T16:52:00.000+02:002014-10-05T20:39:34.770+02:00Ahora sabesPasó agosto como mera espectadora de la supuesta boda del año, tediosos cumpleaños de algunos y vacaciones en la Gran Manzana de los otros. Un verano más sin estrenar bikini. Se olvidó del tacto de su pareja, su saliva en la boca, la tristeza de su barba despoblada, su voz áspera sin mucho cuento. Se le olvidó por completo que la protagonista podría ser ella, quizás por unas horas, quizás en otras fechas más vacías de eventos. De la despreocupación su cuerpo tampoco quiso jugar a ser mujer ese ciclo. Otro mes para olvidar, otro mes sin recuerdo. Llegó septiembre, el ruido, la rutina, las tasas de desempleo, los nuevos propósitos postvacacionales, el amante volvió a la ciudad y todas esas cosas que suelen pasar en septiembre. Todo ello menos la mensualidad divina. "¿Hace cuánto que no follas?", preguntó el amante apurando una cerveza en el Otto. Le provocó risa sus dudas. Quizás la pregunta "¿hace cuánto que no follamos?" hubiera sido más acertada. Aún así, se dirigió a una farmacia y pidió el primer test de embarazo de su vida, aquel que si salen dos rayas rojas tienes premio, si sólo una hay premio de consolación. Ya en casa preparó el ritual, sin prisas, y tras tres minutos de espera sentada en el retrete, con su novio mirándola a la derecha, el amante a la izquierda, el resto del mundo agitando las manos en el aire, por fin se dio cuenta de que el espíritu santo, el único que podría tomar cartas en el asunto, no quiso esta vez hacerla madre ni protagonista.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-77999617509830322882014-09-26T20:49:00.000+02:002014-10-30T08:46:00.176+01:00Nuevos planesHoy he tenido reunión con un cliente al mediodía, y he asentido a lo que me explicaba del funcionamiento de su empresa de energía renovable como si supiese de lo que estaba hablando. A veces pienso que los abogados seríamos capaces de vender vasos de agua al lado de un río.
A pesar de ser viernes, he salido tardísimo del despacho y he vuelto a casa derrotado. Las horas que se pasan en el despacho son muchas. Siempre. Quizás el mayor problema (entre otros muchos) de ser un “junior” es que no eres dueño de tu tiempo. Y si hay que bucear en jurisprudencia a las nueve de la noche, se busca como si fuesen las minas californianas del oro.
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Una de las cosas que uno aprende cuando estudia el sistema jurídico es que cualquier palabra puede ser utilizada en tu contra, que digas lo que digas no se va a interpretar como tú deseas, sino como los demás quieran y eso al final termina por convertirse en un código cifrado del cual sólo tú conoces su significado. Y uno descubre que en un Juzgado, o en una conversación en un bar con una chica con ganas de drama, hay veces que es mejor estar callado y asentir. Luchar será peor.
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Afortunadamente, no he llegado a estos extremos todavía con Ella. Supongo que estamos conociéndonos y que las discusiones vendrán luego. Por el momento disfruto de una ilusión que creí perdida, de volver a sentirme el centro de atención de alguien. Aire fresco. Qué lejos queda la anterior, que se creía todo y no era nada. Ella arrasa en cualquier comparación, y por fin puedo ser yo sin miedos. Su sonrisa vale más que mil palabras. Y lo mejor de todo es que está tan loca como yo.
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No me concentro últimamente en la oficina. No hago sino pensar en lo mismo. El mundo real es demasiado amplio para ser visto desde un solo objetivo, para que nos quedemos estancados en esta piedra y no ver más allá de este campo nevado.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-74475092466318380442014-09-24T17:54:00.000+02:002014-10-30T08:46:00.173+01:00Because it's messy, yes, this mess is mineDefinitivamente, el futuro ya no es lo que era. Mi rutina en el despacho es día a día, sólo cambia el color de la corbata. Últimamente siento que me repito a mí mismo y sigue la incomodidad de no saber qué estoy haciendo. Por supuesto, tiene que ver con una mujer. Y odio los miércoles. Me he cortado el pelo y normalmente funcionaba, esta vez no. Es como ver una versión manida de mí, ya consumida y, realmente necesito otra. Tengo que encontrarla. Se pierden cosas importantes en ello, se ganan otras, ya lo sabes, es un juego de polos positivos y negativos. Me gusta mirar a las dos en punto por mi ventana de Diagonal y ver cómo las aceras se llenan de abogados con sus caras de personas ocupadas e importantes. Los imagino a modo de gorilas de lomos plateados, andando por el territorio del grupo y alimentándose principalmente de hojas y tallos mientras se golpean el pecho con orgullo.
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¿Nada cambia? ¿Todo sigue igual? Supongo que no, que todo momento es único e irrepetible, y de ahí su belleza y también su maldición... Es decir, hablo de rutina y apenas llevo tres años en una profesión en la que todavía me siento como el primer día. Quiero ayudar, como a mí me han ayudado. Quiero ser un abogado que valga la pena, que se sienta orgulloso de sí mismo. Estoy en ello, te lo juro. Hay tanto por hacer y cada vez me siento ciudadano de un mundo más desigual. Hay que hacer algo, tenemos que hacer algo. Aunque sea simplemente para volver a vivir de esa felicidad despreocupada que me rodeó en mi pasado universitario. Esa sonrisa tonta. Podemos usar la biología, partir de la idea evolutiva de la Hipótesis de la Reina Roja lanzado por Van Halen en su Ley de las Extinciones. Evolucionar para mantenerse en el mismo sitio. Cambiar para quedarse en el mismo punto.
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Últimamente pienso mucho en el pasado, me refiero al poder de olvidar. No es que seamos olvidadizos. Es que el pasado se construye constantemente y debo de verlo como un juego. No hay nada tan cambiante como el pasado. Afortunadamente, mi rutina incluye otros placeres que no tienen que ver con un traje y con unos zapatos incómodos. Mi rutina incluye más poesía. Hablar otras lenguas. Conocer gente con una cerveza en la mano. Escribir cartas y sentir pánico y cosquilleos cuando me llama la chica que me gusta por teléfono. Esa de la que no hablo por miedo a que se estropee, como las mejores cosas de la vida. Así que sí, esto es el nuevo año y estoy construyendo un nuevo pasado y un nuevo futuro. El futuro ya no es lo que era, Su Señoría, es mejor. Y me siento diferente.
Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-32660699490041238922014-09-03T20:48:00.000+02:002014-09-12T10:00:45.249+02:00Prince JohnnySé que sigues escribiendo y me gusta leerte aunque no entienda nada, como en este caso, a la primera. Me gustaría seguirte leyendo como en los tiempos felices, cuando sintieras que deba leer algo tuyo. Una reflexión, un cuento, un pedazo de tu diario, sobre algo, sobre alguien, sobre mí... El universo o la química. Lo que sea. Me encantaría poder leerte más a menudo.
Yo hace mucho que no escribo, porque no me sucede nada. Porque mi día a día es plano y mi imaginación murió hace mucho. Al menos me quedan las fotos para salvarme momentáneamente. Sea a un gato callejero, un mismo paisaje durante las cuatro estaciones, un plato de lentejas o a mi madre tapándose la cara por vergüenza. No dirán nada en un principio. Quizás lo dirán con el tiempo, cuando abra el baúl de los recuerdos... Como cuando pasan meses sin abrir una carpeta de archivos con fotos y apareces tú y sonrío, lloro o me evado pensando cuándo fue aquello o lo otro. Por ejemplo. Me hubiese gustado tantas cosas, poder rebobinar la vida hasta cuando éramos jóvenes y nos queríamos tanto, volver a los tiempos felices. No te escribo más, ojalá tenga noticias tuyas.
Espero que todo haya ido bien por Baltimore. Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-69168953805507669462014-03-30T21:05:00.000+02:002014-11-19T21:07:39.922+01:00Lille is burningJeanne, 22 años, maleta roja con ruedas y piel lechosa, pecas en la cara entre su sonrojo. Sale del tren y piensa que llega en el momento perfecto: Francia quedaba muy atrás. Su compañero de asiento le dijo un minuto antes de parar que ese pueblo había dado más mártires a la patria que todo el resto del país. Jeanne sonrió tímidamente, se apartó el pelo de la cara y lo abandonó tras su oreja derecha. Nada ni nadie podrían quitarle estos meses de locura en el extranjero. Bajó del tren de alta velocidad llegando a su destino Erasmus. Sintió el calor y la sequedad del ambiente de su nuevo hogar, tan claramente contrario a su amada Lille. Apuró la botella de agua y se despidió con la mirada de su extraño compañero de viaje, que se perdió silbando entre la gente que hace cola para tomar un taxi. Ella opta por un autobús local que le lleve al centro de la ciudad, donde está su hotel, su hogar momentáneo hasta encontrar un piso decente.
<p>El trayecto del autobús por el extrarradio y la universidad antes de entrar en la ciudad le parece un tanto desolador, pero no se desanima. “Estudia mucho y come”, le dijo su madre al despedirse. Su padre no estuvo para despedidas. Es viernes y no hay ni un alma por el campus. Pronto descubre que su destino Erasmus es plano, aburrido, decadente y pequeño. Menos mal que la gente será simpática y Jeanne hará amigos de todos los rincones del mundo. Toda esa maravillosa gente que no conoce. Cierra los ojos. Cruza los dedos. Respira profundamente. Entra por fin en el hotel tras dar vueltas por el barrio, lanza la maleta en la cama, orina, se refresca la cara y sale de nuevo a la calle. Sigue el calor seco y a cada paso que da por el centro de la ciudad se siente observada. Tan alta, tan rubia, camina flotando. Entra en la farmacia de la plaza mayor y tras pedir paracetamol en pastillas. Le atiende el farmacéutico, de unos cincuenta y muchos, pelirrojo con canas, dientes pequeños y separados, camisa de cuadros bajo la bata blanca y sonrisa babosa. Jeanne le pregunta por alojamiento en la ciudad para estudiantes, gente joven y divertida que hará de su Erasmus los mejores meses de su vida, o eso dicen. Él le señala un edificio frente a la farmacia y le indica el Tercero B.
<p>Agradecida, le da la mano y se despide con una sonrisa amable. Cruza la calle, entra en el edificio y sube peldaño a peldaño hasta el tercer piso. Llama a la puerta, nadie responde y tras dos intentos decide bajar la escalera. Llegando al primer piso, allí está de nuevo el farmacéutico sin bata, sonriendo, tenebroso. Ella le explica cómo puede ser que no haya nadie. Él le coge del brazo y le dice que en el Tercero B tiene una habitación para ella. Que vive solo. Solo. Le faltó relamerse. Asustada, salió corriendo escalera abajo y tras su huida no podía dejar de oír la asquerosa risa de aquel loco español.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-1954638303707908552014-03-15T23:17:00.000+01:002014-10-28T00:10:53.372+01:00The past is a grotesque animalLlegabas veintidós minutos tarde y pedí un café con leche porque estamos a primeros de marzo y cuando pasan las seis de la tarde ya empiezo a tener escalofríos. También el camarero vino a preguntar dos veces, tuvo mi respuesta en forma de espera nerviosa jugando con el móvil. Tengo varias conversaciones por leer, una de esa exnovia que cada vez que veo su fotografía en forma de icono parlanchín me nubla el día. Hoy no tengo cuerpo de drama, hoy quiero dejar que te enganches a mí y que mi suerte cambie de una vez por todas. Llegabas tarde a nuestra segunda cita, la primera diurna, pero no importa. La nocturnidad y la euforia de la primera te excusan. Por fin apareces. Sonríes tímidamente quizás porque lo que me hiciste en tu cama hace tres días sonrojaría a la mismísima Xxx. Pides disculpas, ni te has peinado. Eres tan guapa que no sé cómo se te ocurre sentarte conmigo. "<i>(Baby we both know) That the nights were mainly made for saying things that you can't say tomorrow day</i>" suena acompañado con el ruido de la cafetera. Tienes la camisa manchada y todo me resulta un imposible inexacto. Luego viene lo predecible, esta vez más rápido de lo que estoy acostumbrado. La conversación más simple acerca de música, anécdotas, universidad y amigos en común, acaba conmigo perplejo y tú con los ojos llorosos. Cada minuto me parece más interesante la mosca que revolotea alrededor de la bombilla que está sobre tu cabeza. Me pides disculpas y yo digo que no pasa nada como un autómata. Llamas a tu madre para buscar una solución. Polaramine en jarabe. Con marzo llega también la alergia. Y yo creyendo que te estabas enamorando de mí. Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-89402958811644600402010-09-21T16:55:00.000+02:002014-09-21T17:01:22.818+02:00Ay niña, que nos vaya bienEllos vinieron a casa nada más enterarse. Me pidieron que volviese con ella, que piense las cosas dos veces. Las relaciones son tan... frágiles. Sólo basta una mirada, una llamada no contestada, una pequeñísima ofensa, y puede crecer como una bola de nieve que lo destruye todo. No sé si te habrá pasado, aunque fuera por un momento, esa sensación de fracaso absoluto. Esa angustia en el pecho, un puñetazo en el estómago, esas ganas de chasqueo de dedos y viajar a otro lugar al abrir los ojos.
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Ellos vinieron a casa a beber mate y a decirme que luche por ella. Como si estar así fuese un divertimento pasajero. Soltar algo nunca es fácil pero no hay nada más difícil que dejar ir a alguien que te importó. Yo no puedo decir mucho porque es la amiga de todos, y estoy mejor callado, respirando y quitándome este muerto de encima. Pasaré todas las etapas de una ruptura y antes de que me dé cuenta, florecerá la siguiente chica dispuesta a complicarme la vida. Nos reiremos otra tarde de domingo.
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Ellos vinieron a casa y no saben lo que ella me gritó aquella tarde en el pasaje. Y ellos no entienden lo que estoy haciendo. Estoy vacío como una promesa. Aburrido de estar triste. Cada vez que pienso en ella no siento nada. No hay dolor ni buenos recuerdos, oír su nombre en boca de otros sólo me produce sueño, infinita pereza. Y yo no quiero despertar, ya no. Dejadme en paz. Por primera vez siento el tiempo como un latido.
Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-59505890828649170932010-03-29T01:19:00.007+02:002010-04-04T20:54:02.609+02:00With a winning smile, the poor boyHoy me levanté pensando que sería mi día de suerte, aunque la verdad es que no tenía ningún motivo para afirmarlo. Pasé la mañana en el sofá, en chándal y hecho un ovillo. El teléfono terminó sonando y era Isa, toda sofocada y llorando. Casi no se le podía entender. Le dije que se calmara y que me lo contara todo tranquilamente. Acababa de matar a su pez al cambiarle el agua, le echó agua más caliente de lo que pensaba y se le murió. El aumento rápido de la temperatura puede provocar la aparición de burbujas en la sangre de los peces, fatal, vamos. El pez tenía varios días, ni siquiera tenía nombre, pero Isa es así, todo se lo toma a la tremenda. Le dije que no pasaba nada, que ya se compraría otro. Y venga a llorar de nuevo, pobrecita, que no quería tirarlo por el váter, y no se me ocurrió otra cosa que decirle que podíamos enterrarlo. Le pareció estupendo y me pidió que la acompañase a buscar una cajita a los chinos de la esquina de su casa. Me vestí con unos tejanos apretados, llevaba el pelo alborotado. Me puse nervioso como cada vez que voy a verla. Nos encontramos en su portal, me comentó que había cambiado de idea, que quería enterrarlo en una maceta y que le parecía más apropiado. Así que acabamos comprando dos cactus, uno para ella y otro para mí, y un bolígrafo que le hizo gracia. Subimos a su casa y enterramos al pez. Se puso a llorar y me dio un abrazo fuerte, tan fuerte que sentí por primera vez su pecho sobre el mío.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-86174141663000399422010-01-21T01:11:00.007+01:002014-08-30T16:20:13.436+02:00And I've done things in small dosesAhora que nos hemos convertido en nuestros padres. Ahora que nos hemos traicionado. Ahora que todo va tan rápido. Ahora que tenemos novia. Ahora que no fumamos porros en el banco frente al instituto. Ahora que nos preguntan nuestra opinión. Ahora que llevamos traje y nos vendemos. Ahora que somos hombres de provecho. Ahora que llevamos corbata. Ahora que sabemos que nunca seremos los mejores. Ahora que descubrimos que no quisimos ser los mejores. Ahora que ya no nos vemos. Ahora que tomamos café de máquina. Ahora que cuentan con nosotros como gente respetable. Ahora que nuestras novias no son las chicas de revista con las que soñábamos. Ahora que no seremos estrellas del rock. Ahora que no jugamos al fútbol en el parque. Ahora que vamos al teatro. Ahora que nos limpiamos los zapatos. Ahora que somos el tipo de hombre que siempre nos dio asco. Ahora que no tenemos ni puta idea de qué nos va a pasar.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3057390028484098664.post-44518654221035420842010-01-21T01:10:00.005+01:002010-01-21T14:07:43.009+01:00Lo podrido de aquí y de DinamarcaLas comparaciones son odiosas, pero a veces se hace imposible evitarlas. Y no son malas, el problema es cuando tú eres una de las partes a confrontar y sales perdiendo. No sé, mira, tampoco es para ponerse así. Además, no hay nada más estúpido que buscar un sentido a cada acción, una respuesta a cada porqué. Pero en fin, ya está hecho, no hay nada más que hacer aquí. Deberías saber que en toda historia siempre hay una tercera persona, y que hasta la mujer más fea del mundo tiene un exnovio. Y sí, él siempre será mejor que tú en todo. Él llegó primero, ella se enamoró de él con una intensidad que tú no podrás alcanzar ni en cien vidas, él la tiene más grande. Y es así, siempre ha sido así. Llevas toda la vida viendo cómo ellas hablaban más de su anterior relación que de vosotros, preguntándote si hablarán tan bien de ti cuando ya no estéis juntos. Pero no te valía tenerla, querías ser el primero de todas sus listas y eso pudo contigo. Mira que te lo intenté explicar, que olvidases cualquier comparación. Y tú fuiste tan estúpido... ¿Qué esperabas? ¿Que lo borrase de su vida de un plumazo? Un cambio de registro, un lavado de cerebro. O quizá que desapareciese para no volver. Que no sentiría un escalofrío cuando viese una foto suya. ¿Creíste que no volverían a cruzarse, que no volverían a llamarse? Se llama dependencia emocional, un concepto que tú jamás has conseguido que ninguna chica experimentase. Y por cierto: las manchas de sangre, como las de tinta de bolígrafo, desaparecen con leche caliente.Carlos Castillohttp://www.blogger.com/profile/16597240941940361152noreply@blogger.com1