Cuando era pequeño quería ser médico, astronauta, delincuente y arqueólogo. Todo a la vez. Hasta que un día mis padres me dijeron que tenía que elegir sólo una profesión. Qué quería ser de mayor. Y yo decía lo mismo, que sería médico, astronauta y lo demás. Más adelante, me explicaron que tenía que vivir con papá o con mamá. Recuerdo que estaban los dos sentados en el sofá y hablaban despacio mirándome a los ojos. Respondí que quería vivir con los dos. Papá me señaló que era un poco tonto. Al final, la juez eligió a mamá. Y las cosas fueron cada vez peor. No volvimos a celebrar una Navidad como las de antes. Odiaba con todas mis fuerzas a los nuevos novios de mamá. Me trataban como si fuese un huérfano, y yo tenía a mis dos padres pese a que ya no vivían juntos. Papá me recogía cada viernes y me llevaba de excursiones a los sitios que yo elegía. Luego me dejaba de nuevo en casa y se despedía de mamá desde el coche. Con el tiempo me di cuenta de que el amor es una continua sucesión de despedidas. Acabé haciéndome mayor, leí a Nietzsche y ya sólo quise convertirme en dictador de primera, con una guardia personal de mujeres musculosas. Entonces ya pensaba mucho en las chicas. Pensaba demasiado, en general. Estudié Derecho para aprender las leyes que acabaría derogando con un manotazo de dictador. En la Facultad conocí a Verónica, una niña de papá y vaqueros pitillo. Me enamoré de ella, y por pura casualidad, ella también de mí. Renuncié a mi proyecto de dictador y me dio igual el destino de los hombres. Al lado de Verónica, los días se hicieron largos. Pude ser su médico de cabecera, el astronauta que le transportó a otros planetas, el arqueólogo que descubrió reliquias entre sus piernas, el delincuente que le robó el alma. Fui asquerosamente feliz por primera vez en mi vida. Ella no tanto. La relación acabó pronto, sin mucha literatura. Aparecieron otras chicas pero ninguna era Verónica. Volví a odiar a todo el mundo y me llené de la rabia propia de un futuro dictador. Releí a Nietzsche. Me afilié a un partido político. En la actualidad, soy el cabeza de lista.
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I’ll fall for you soon enough.
I resolve to love.
3 Responses to If I was young, I'd flee this town
De los mejores. Por favor, no pares de escribir.
Agus.
Si tu tio fuera Toni Nadal, ya serias mas famoso que David Trueba.
olé
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