José Alberto decide convertirse en escritor por puras ganas de entretenerse. Un día se harta de leer siempre lo mismo y comunica a su esposa que escribirá la novela más original jamás creada. Está cansado de encontrar idénticas metáforas en diferentes historias, de los perros que pasean a los dueños o del ocurrente comentario sobre las caretas que llevan debajo de las caretas los invitados en una fiesta de carnavales. Huye de cualquier escuela literaria, donde únicamente salen graduados los funcionarios de las palabras. Correctos e inocuos. Viaja a Tokio, ve cómo se oxidan las bicicletas en las aceras de Ámsterdam, escribe en la servilleta de una pizzería de Buenos Aires. Paulatinamente, sufre la rutina de su profesión. Se despierta agobiado con la sensación de tener deberes como cuando era niño e iba al colegio. Bebe whisky de desayuno. Fuma doscientas cajetillas de Marlboro y cuatro de L&M. Prueba las setas, el mate y el valium. La idea de guardar sus escritos en una gaveta y suicidarse no le seduce demasiado. Durante meses escribe de forma enfermiza. Pero todo esto ya ha sido relatado con anterioridad, los cementerios de cada ciudad están llenos de escritores malditos. Se divorcia y fija su residencia en un hotel neoyorquino. Una madrugada, desesperado, termina masturbándose para coger sueño. En el momento del orgasmo le viene a la cabeza una idea jamás contada y la escribe apresurado en un post-it. Empieza a desarrollar la técnica de escritura por masturbación. Semanas después, la cama, las paredes y la moqueta están salpicadas por papelitos amarillos. Los reúne y publica un libro titulado “Mi propio genocidio”. Miles de millones de espermatozoides fueron utilizados en la elaboración de esta novela, ninguno sobrevivió. En sólo un año se traduce a veintitrés idiomas y un productor de Hollywood le da la mano y un cheque en blanco. El día que firma el contrato sale a la calle y huele a gambas y cebolla. Entra en la primera iglesia que ve, se sienta en un banco y da gracias a Dios porque todo ha terminado.
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I’ll fall for you soon enough.
I resolve to love.
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