Elige tu propia aventura

Nunca tuve fe en los psicólogos, tampoco en los dentistas. Sin embargo, las fuerzas del orden interplanetario me instaron amablemente en concertar una cita con el primero de ellos y así hice. Cuando visitas a uno, te das cuenta de que no hay diván, bloc de notas ni música relajante de olas acariciando alguna playa caribeña. Descubres asimismo que el psicólogo habla más que tú, y es fácil dudar sobre quién estudia a quién. El mío es un chileno de barba recortada y en su despacho hay un libro titulado Viaje en torno de mi cráneo que me hace sonreír cuando lo veo. En la sesión de la pasada semana estuvimos hablando de nuestras lecturas de infancia y me recordó aquellos libritos rojos en donde podías elegir varias opciones y saltabas de página en página cayendo siempre en los finales malos. Elige tu propia aventura. Me comentó que debía plantearme la vida como un libro de aquella colección. Debía pensar antes de subirme a la guagua que me lleva todas las mañanas a la Facultad, si esa era la opción que quería. O si me decidía por caminar en dirección contraria hasta llegar al parque, con el correspondiente salto de página. Comprar una chapata o un pan integral, llamarla por teléfono o no, seguir huyendo o entregarse. Saltas el torno del Metro y regateas al guardia de seguridad, sigue en la página 37; o compras un billete sencillo a la taquillera, página 82. Es divertido pensar que detrás de cada pequeña elección hay una aventura esperando para desplegarse ante ti con tablero y personajes nuevos. He hecho caso al psicólogo barbudo y por ahora estoy satisfecho. El problema será cuando me encuentre con el final malo de morros y no me dejen volver atrás.

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One Response to Elige tu propia aventura

Curro dijo...

"Cuestionando lo establecido", me suena.

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