Motel de carretera

Dave abre los ojos con dificultad y observa las tres aspas del ventilador que cuelga del techo. La habitación de motel huele a alcohol y tabaco. Debe ser mediodía, aunque la luz sólo se filtra por debajo de la puerta. Una pesada tela de foscurit oculta la ventana que da al aparcamiento. Dave se desplaza entre las sábanas intentando no separar la cabeza de la almohada hasta que alcanza la mesita de noche. En la primera gaveta encuentra un ejemplar de la Biblia, las dos siguientes están vacías. Sobre la moqueta descansan sus vaqueros rotos por las rodillas y una botella de Jack Daniel´s vacía. Posteriormente se incorpora y enciende la televisión. Encuentra la cartera en el bolsillo trasero de los vaqueros y cuenta los dólares que conserva todavía. En la pantalla, dos analistas discuten sobre el debate electoral de la noche anterior y el moderador pregunta por los votos decisivos de Ohio. Dave se detiene, el dolor de cabeza es insoportable. El teléfono está descolgado sobre la mesita. Avanza desnudo hasta la ventana y busca con la mirada su vieja furgoneta. Junto a ella, un poste con el nombre del motel y las letras “No vacancy” escritas con luces rojas de neón. En la puerta está colgado un mapa del interior del edificio y está indicado con flechas la salida de emergencia más próxima. “You are here”, lee Dave y sonríe. En una esquina del suelo del baño encuentra unas bragas negras cubiertas de polvo. Se pregunta si conoce a la propietaria, pero pronto resuelve que lo más probable es que perteneciesen al cliente anterior, o quizá llevasen meses allí, enrolladas y acumulando basura sobre su tela. Dave las coge, vuelve a la habitación y se sienta en la cama delante del televisor. Inspecciona la ropa interior femenina buscando más respuestas sobre sí mismo aparte del mapa sobre cómo salir de aquella habitación en caso de incendio. Las bragas no estaban usadas y tampoco encuentra más pistas en el resto de la habitación. Finalmente, las introduce entre unas páginas al azar de la Biblia y mira hacia arriba, esperando el fin de su existencia. Las aspas divinas no se movieron y Dave decide darse una ducha de agua fría. No hay agua caliente en el motel “Super 8” de Omaha, Nebraska.

Bookmark the permalink . RSS feed for this post.
Todos los derechos reservados. Con la tecnología de Blogger.

Search