Because it's messy, yes, this mess is mine

Definitivamente, el futuro ya no es lo que era. Mi rutina en el despacho es día a día, sólo cambia el color de la corbata. Últimamente siento que me repito a mí mismo y sigue la incomodidad de no saber qué estoy haciendo. Por supuesto, tiene que ver con una mujer. Y odio los miércoles. Me he cortado el pelo y normalmente funcionaba, esta vez no. Es como ver una versión manida de mí, ya consumida y, realmente necesito otra. Tengo que encontrarla. Se pierden cosas importantes en ello, se ganan otras, ya lo sabes, es un juego de polos positivos y negativos. Me gusta mirar a las dos en punto por mi ventana de Diagonal y ver cómo las aceras se llenan de abogados con sus caras de personas ocupadas e importantes. Los imagino a modo de gorilas de lomos plateados, andando por el territorio del grupo y alimentándose principalmente de hojas y tallos mientras se golpean el pecho con orgullo.

¿Nada cambia? ¿Todo sigue igual? Supongo que no, que todo momento es único e irrepetible, y de ahí su belleza y también su maldición... Es decir, hablo de rutina y apenas llevo tres años en una profesión en la que todavía me siento como el primer día. Quiero ayudar, como a mí me han ayudado. Quiero ser un abogado que valga la pena, que se sienta orgulloso de sí mismo. Estoy en ello, te lo juro. Hay tanto por hacer y cada vez me siento ciudadano de un mundo más desigual. Hay que hacer algo, tenemos que hacer algo. Aunque sea simplemente para volver a vivir de esa felicidad despreocupada que me rodeó en mi pasado universitario. Esa sonrisa tonta. Podemos usar la biología, partir de la idea evolutiva de la Hipótesis de la Reina Roja lanzado por Van Halen en su Ley de las Extinciones. Evolucionar para mantenerse en el mismo sitio. Cambiar para quedarse en el mismo punto.

Últimamente pienso mucho en el pasado, me refiero al poder de olvidar. No es que seamos olvidadizos. Es que el pasado se construye constantemente y debo de verlo como un juego. No hay nada tan cambiante como el pasado. Afortunadamente, mi rutina incluye otros placeres que no tienen que ver con un traje y con unos zapatos incómodos. Mi rutina incluye más poesía. Hablar otras lenguas. Conocer gente con una cerveza en la mano. Escribir cartas y sentir pánico y cosquilleos cuando me llama la chica que me gusta por teléfono. Esa de la que no hablo por miedo a que se estropee, como las mejores cosas de la vida. Así que sí, esto es el nuevo año y estoy construyendo un nuevo pasado y un nuevo futuro. El futuro ya no es lo que era, Su Señoría, es mejor. Y me siento diferente.

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