The past is a grotesque animal

Llegabas veintidós minutos tarde y pedí un café con leche porque estamos a primeros de marzo y cuando pasan las seis de la tarde ya empiezo a tener escalofríos. También el camarero vino a preguntar dos veces, tuvo mi respuesta en forma de espera nerviosa jugando con el móvil. Tengo varias conversaciones por leer, una de esa exnovia que cada vez que veo su fotografía en forma de icono parlanchín me nubla el día. Hoy no tengo cuerpo de drama, hoy quiero dejar que te enganches a mí y que mi suerte cambie de una vez por todas. Llegabas tarde a nuestra segunda cita, la primera diurna, pero no importa. La nocturnidad y la euforia de la primera te excusan. Por fin apareces. Sonríes tímidamente quizás porque lo que me hiciste en tu cama hace tres días sonrojaría a la mismísima Xxx. Pides disculpas, ni te has peinado. Eres tan guapa que no sé cómo se te ocurre sentarte conmigo. "(Baby we both know) That the nights were mainly made for saying things that you can't say tomorrow day" suena acompañado con el ruido de la cafetera. Tienes la camisa manchada y todo me resulta un imposible inexacto. Luego viene lo predecible, esta vez más rápido de lo que estoy acostumbrado. La conversación más simple acerca de música, anécdotas, universidad y amigos en común, acaba conmigo perplejo y tú con los ojos llorosos. Cada minuto me parece más interesante la mosca que revolotea alrededor de la bombilla que está sobre tu cabeza. Me pides disculpas y yo digo que no pasa nada como un autómata. Llamas a tu madre para buscar una solución. Polaramine en jarabe. Con marzo llega también la alergia. Y yo creyendo que te estabas enamorando de mí.

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