Subidas y bajadas

Se cree que escribimos cuando estamos tristes, lo utilizamos como medio para protestar contra una injusticia..., parece imposible que se pueda escribir siendo feliz. Si estás feliz y todo está en su lugar, simplemente no escribes, es una tarea solitaria y melancólica. Tocar el piano también lo es, y pocos son los que sonríen interpretando melodías con las teclas. Algunos sólo escriben cuando se sienten desgraciados, otros prefieren no revelar si están así y esconden su narrativa y muy pocos son los que escriben como herramienta placentera. Y también están los que mienten. La tristeza y la felicidad son pendientes, sabemos que hay algo más allá. Es algo que ves día a día. La meta siempre es en los dos casos un estado de plenitud absoluta y radiante o una depresión severa. Por eso en las pendientes no somos creativos. Las pendientes son montañas rusas, suben y bajan sin avisar al usuario. Sin embargo, cuando llegas a esa cima/sima, tienes incertidumbre a tu alrededor, no ves qué hay debajo de ti. Tienes miedo si cambia algo, aunque sea lo más mínimo. Ves tiburones bajo la tabla. Y, llegado a este punto, es cuando de verdad tienes que coger una cámara, un bolígrafo o un pincel. Crea. Has tocado fondo o has subido a la cumbre más alta, sobre las nubes. Aquellos que escriben en pendientes sólo sirven como entretenimiento de lectura en el metro, para que oculten las tapas que tienen tu nombre en la portada con papel de periódico y evitar miradas ajenas. Incertidumbre. Ahora mismo estoy allí y no paro de escribir. Más adelante descubriré si es felicidad plena o depresión galopante.

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One Response to Subidas y bajadas

Curro dijo...

¡Cuánta razón!

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