En tránsito

No me gusta hablar mirando hacia los ojos del psicólogo, realmente no me gusta mirar a nadie. En la sesión de hoy he relatado mis dos últimas obsesiones: una canción de Low y la imagen de una chica caminando descalza de madrugada sobre la acera mojada de la madrileña avenida Reina Victoria. La canción habla de gente durmiendo en el suelo de una fábrica, esperando y cantando. La chica llevaba un vestido negro y estaba empapada pero no le importaba, parecía que aquello era lo mejor que le había sucedido esa noche. No pude decirle nada, tenía que coger un taxi al aeropuerto. Tampoco me gusta que el psicólogo deje de escribir y me mire, pienso que va a levantarse de un momento a otro gritando que no tengo nada y que estoy haciéndole perder el tiempo. Me preguntó qué relación había entre la canción y la chica. Decidí cambiar de tema hablando del bochorno de estos días en Santa Cruz y de la cantidad de antiguas compañeras del instituto que veo embarazadas. A veces pienso que el resto del mundo se detiene cuando no estoy y me sorprendo cuando no es así, es lo malo de tener dos (o tres) vidas a la vez, simplemente estás en tránsito por cada una de ellas. El psicólogo quiso saber si seguía con la medicación. La canción y ella no tienen que ver, por supuesto, sólo son obsesiones instantáneas que se acumulan dentro de mi cabeza. Bienvenida, fantasma de mujer sin zapatos.

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